Innovan con biopolímero de SCOBY para tratamiento de quemaduras
- En cuanto a su capacidad de retención de agua, que alcanza hasta once veces su peso, se destacó que este atributo lo hace ideal para mantener hidratada el área afectada por quemaduras
Cuautitlán, Estado de México.- Estudiantes de la licenciatura en Química Industrial de la FES Cuautitlán, Jair Alejandro Temis Cortina y María Rebeca García Ríos, desarrollaron un innovador biopolímero a partir del SCOBY (Symbiotic Culture of Bacteria and Yeast) de kombucha, con potenciales aplicaciones biomédicas, especialmente como apósito regenerativo para heridas causadas por quemaduras. Este proyecto, realizado como parte del servicio social de la asignatura “Microbiología Industrial”, dirigida por la doctora Raquel Gómez Pliego, busca ofrecer una alternativa sostenible y de bajo costo para el tratamiento de lesiones cutáneas.
Antecedentes del proyecto
La investigación surgió a partir de un proyecto previo de la doctora Gómez Pliego, quien en 2018 desarrolló una bebida fermentada de kombucha para tratar la hipertensión. Al observar las propiedades del biopolímero generado durante la fermentación, los estudiantes decidieron explorar su uso en el campo biomédico, específicamente como apósito para quemaduras.
Elaboración y propiedades del biopolímero
El proceso de producción del biopolímero inicia con la fermentación del SCOBY, que tarda aproximadamente 48 horas. Posteriormente, el material se lava, purifica y acondiciona, obteniendo un producto final en un máximo de cuatro días. Este biopolímero destaca por su capacidad de retener hasta once veces su peso en agua, lo que lo hace ideal para mantener hidratadas las áreas afectadas por quemaduras, favoreciendo la cicatrización y previniendo infecciones.
Mediante análisis químicos y morfológicos, se confirmó que el biopolímero posee una estructura de celulosa microbiana adecuada para interactuar eficientemente con las células de la piel. Además, su producción es ecoamigable y de bajo costo, en comparación con otros polímeros como el ácido poliláctico (PLA) o el quitosano, que requieren procesos químicos más complejos y costosos.
Innovación y desafíos
Uno de los mayores retos del proyecto fue optimizar el cultivo y acondicionamiento del biopolímero, ya que la literatura científica se centra principalmente en la producción de bebidas fermentadas, no en aplicaciones biomédicas. Esto posicionó a los estudiantes como pioneros en esta línea de investigación.
Aunque los resultados preliminares son prometedores, aún es necesario avanzar en la siguiente fase del proyecto, que incluye evaluar su aplicabilidad clínica, fortalecer su estructura y mejorar su actividad antimicrobiana.
Impacto social y futuro del proyecto
El objetivo principal de los estudiantes es generar un impacto positivo en comunidades vulnerables con acceso limitado a servicios de salud, ofreciendo un producto biodegradable y eficaz para el tratamiento de quemaduras. “Estamos comprometidos con la resolución de problemas sociales a través de la ciencia”, afirmó María Rebeca García.
La doctora Gómez Pliego destacó la importancia de este proyecto en la formación profesional de los estudiantes: “El conocimiento y las habilidades que han desarrollado les permitirán abordar problemas con un criterio innovador y sostenible”.
Con este avance, la FES Cuautitlán refuerza su compromiso con la investigación científica y la innovación, contribuyendo al desarrollo de soluciones que mejoren la calidad de vida de las personas y protejan el medio ambiente.