El Hongo Azul: Un Tesoro Gastronómico y Turístico en la Sierra de Tepotzotlán
- Este hongo destaca no solo por su tonalidad azul vibrante, que en ocasiones lleva a pensar erróneamente que es tóxico, sino también por su valor culinario
Tepotzotlán, Estado de México.- El Lactarius índigo, conocido comúnmente como hongo azul o chuin, ha cobrado relevancia en la gastronomía mexicana y en las actividades de micoturismo, especialmente en la Sierra de #Tepotzotlán. Su peculiar color y sabor lo han convertido en uno de los hongos más preciados entre los recolectores tradicionales y los amantes de la cocina autóctona.
Este hongo destaca no solo por su tonalidad azul vibrante, que en ocasiones lleva a pensar erróneamente que es tóxico, sino también por su valor culinario. A pesar de las dudas iniciales que genera su apariencia, el chuin es completamente comestible y es considerado por muchos como uno de los hongos más exquisitos.
Una de las razones por las que el hongo azul es tan apreciado es su relación simbiótica con los encinos, formando una micorriza que le permite crecer en los bosques de esta especie. Esta simbiosis es clave para su proliferación, lo que explica su abundancia en las zonas boscosas de Tepotzotlán, donde los recolectores lo buscan con entusiasmo.
En la cocina tradicional mexicana, el hongo azul se puede disfrutar de diversas maneras. Una preparación sencilla y popular es asarlo en el comal con manteca y sal, resaltando su sabor natural. En algunas comunidades, también es común encontrarlo en guisos con salsa verde, una combinación que resalta su versatilidad y capacidad de fusionarse con otros sabores.
Con el auge del micoturismo, el Lactarius índigo se ha convertido en una atracción tanto para turistas como para chefs, quienes buscan incorporar ingredientes locales en sus creaciones. Sin duda, el hongo azul no solo es un deleite para el paladar, sino también un símbolo de la riqueza natural y cultural de la región.
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