La Importancia Astronómica de la Pirámide de la Luna en Teotihuacán
- Sus vértices señalan el rumbo por el que el Sol se levanta para el solsticio de verano, al noreste; y por donde se oculta para el solsticio de invierno, al suroeste
Teotihuacán, Estado de México.- Un equipo de especialistas en arqueoastronomía de la Universidad del Tepeyac (UT) y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), coordinados por el investigador Ismael Arturo Montero García, ha propuesto que la Pirámide de la Luna marcó el eje de orientación astronómica de la antigua ciudad de Teotihuacán. El grupo ha constatado que los vértices de esta pirámide están alineados al noreste con el solsticio de verano, para el amanecer, y al suroeste, con el solsticio de invierno, para el ocaso.
En su investigación, el equipo compuesto por los arqueólogos Aarón González Benítez y Rafael Morales Orozco, junto con la geógrafa Anabell Pérez Flores, sostiene que los teotihuacanos utilizaron el paisaje como una señal para subrayar la importancia del solsticio de verano. Han confirmado que, durante el día más largo del año, desde lo alto de la Pirámide de la Luna, el Sol se alza al amanecer sobre el volcán Xihuingo, que funcionaba como un observatorio para calibrar el calendario, mientras que al ocaso se oculta detrás del cerro Maninal, al oeste.
Este planteamiento contrasta con modelos previos que se centraban en la Pirámide del Sol. Para los especialistas de la UT y de la ENAH, centro educativo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), adscrito a la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, la Pirámide de la Luna, ubicada al final de la Calzada de los Muertos, es la edificación más importante de Teotihuacan. La estructura proporcionaba el volumen necesario para crear un efecto de frontalidad, con la plaza homónima destinada a congregaciones.
“El volumen de la Pirámide de la Luna establecía una relación proporcional con la delimitación perimetral del espacio. Esta frontalidad contenía las visuales como un eje longitudinal que remataba visualmente con las fachadas de los demás edificios”, señala Montero García.
El director del Centro de Investigación y Divulgación de la Ciencia de la UT destaca que la literatura especializada en arqueoastronomía es extensa para Teotihuacan. Este modelo, que considera la relevancia de los vértices de las pirámides y las desviaciones del eje de simetría de los edificios, se suma a los esfuerzos por explicar la traza de una de las urbes más importantes de la antigüedad.
Estudios previos han demostrado que el eje de simetría de Teotihuacan es la Calzada de los Muertos, con un acimut de 15º 25'. Esta orientación ha sido un enigma durante décadas, pero ahora se sabe que apunta a fechas específicas en las que el Sol se alza y se oculta durante el año.
La clave, dice Montero García, es la orientación al oeste de la escalinata de la Pirámide del Sol, que señala el ocaso del astro los días 29 de abril y 13 de agosto, 52 días antes y después del solsticio de verano. Al amanecer, desde lo alto de la estructura, se observan los días 12 de febrero y 29 de octubre, igualmente 52 días antes y después del solsticio de invierno.
La importancia del número 52 en la cosmovisión prehispánica se debe a que cada 52 años se completaba un Fuego Nuevo, de 18,980 días, denominado xiuhmolpilli, armonizando el calendario solar de 365 días con el calendario ritual de 260 días, conocido como tonalpohualli.
“Así, los teotihuacanos hicieron evidente su conocimiento de la mecánica celeste a través del movimiento aparente del Sol sobre el horizonte durante el amanecer y el ocaso, asociando determinadas posiciones del Sol según su calendario agrícola”, sostiene Montero García, añadiendo que la Pirámide de la Luna también guarda esta alineación.
“Tomando como referencia el lado este de la pirámide y trazando una perpendicular a la mitad, obtenemos los días 29 de octubre y 12 de febrero. Si repetimos el ejercicio en el lado oeste, las alineaciones corresponden al 29 de abril y al 13 de agosto. El templo en la cima (hoy inexistente) permitía observar el Sol rasante, alineado al muro de acceso en la fachada, definiendo lo que se conoce como alineamientos laterales”.
Las imágenes fotográficas y de video que corroboran estas hipótesis fueron obtenidas mediante un vuelo de dron, operado por el profesional independiente Rafael Morales Orozco, director de la serie documental “Relatando historias”. Por su parte, la geógrafa Anabell Pérez Flores desarrolla los modelos digitales que ilustrarán las próximas entregas sobre el tema.